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5 de septiembre de 2013

Leyendas del Madridismo: Grosso



Nuestro protagonista esta vez es el delantero con el que todos sueñan, entrenadores, compañeros y aficionados. De él podemos decir que fue figura del Madrid ye-ye, heredero del ‘9’ de Di Stéfano y pupilo de Puskas, con todos vosotros: Grosso.



El 8 de diciembre de 1943 nacía en Madrid Ramón Moreno Grosso. Siendo un niño coincidió con Luis Aragonés en el Colegio Nuestra Señora del Recuerdo, en el cual comenzó a jugar al fútbol. Pero no fue allí donde se inició seriamente en el mundo del balompié sino unos años más tarde en el juvenil del Colegio Salesiano de Santo Domingo el Sabio. A los 15 años, Grosso tuvo que abandonar sus estudios por la crudeza económica que asolaba el país y que tocaba muy de cerca a su familia. A la vez, es federado por primera vez en ‘El Xavier’.


Pero pronto, animado por un amigo de la familia, se anima a hacer una prueba para el Real Madrid. Un adolescente Grosso se presentó a las pruebas, pero como él decenas de niños también se presentaron y él no creyó poder ser algún día futbolista merengue. Sin embargo, si por algo podemos encasillar Grosso es por su tesón, y así se presentó una segunda vez. Pero si hablamos de tesón, también de inteligencia. Cuando le preguntaron por la posición en la que jugaría y al ver que la mayoría elegían las posiciones de ataque, Grosso contestó que de defensa, así tendría más posibilidades de permanecer más tiempo en el campo. Y así fue, y también fue uno de los elegidos para pasar a formar parte de los juveniles del Real Madrid.




Cuando por fin Grosso llega al primer equipo, se le encamina a ser el heredero de Di Stéfano, papeleta complicada para cualquiera, no ha habido más jugadores como la Saeta, pero con su fuerza mental característica no se vino abajo, ni se escondió, de la mano, del que podríamos decir que fue su mentor, de Puskas. Pancho le dijo en cuanto le vio: “’Chavalín’, sólo haz una cosa; tú miras al gordo, pero al gordo vestido de blanco, claro, le centras el balón al pie y sales corriendo sin preocuparte de nada más”. Y así fue como se formó una sociedad que hizo que Grosso pasase a ser en el máximo goleador del Real Madrid durante sus primeros años en el equipo.


Además de goles, 96, Grosso consiguió en 410 partidos oficiales y más de 100 amistosos,  7 Ligas, 3 Copas de España y 1 Copa de Europa.


Es la Copa de Europa con la competición, que al igual que pasa en la actualidad, todo futbolista sueña ganar. Grosso recordaba como en su debut en la máxima competición europeo Puskas le insistía: “El balón al pie, no a un metro, al pie”. Un año más tarde de ese debut, Grosso alcanza una de sus metas, levantar la Copa de Europa, la sexta del Real Madrid.


Si hay algo que le emocionaba aún más que vestir la elástica vikinga, era portar la de la Selección Española, decía que al escuchar el himno se le ponían los vellos de punta. Y es que así era Grosso, un hombre apasionado, y el fútbol era su mayor pasión, incluso cuando colgó las botas siguió ligado a este mundo entrenando, primero a las categorías inferiores, luego junto a Amancio lideró al mejor Castilla de la historia formado por la ‘Quinta del Buitre’ y, más tarde, fue segundo del primer equipo.


Toda una vida ligada al Real Madrid, en el que llegó a jugar en la posición que necesitase el entrenador, incluso una vez lo hizo de portero. ‘El Obrero’ le llamaban por eso mismo, porque le daba igual jugar de defensa, de medio que de delantero, si es en la delantera donde desplegaba todas sus mejores aptitudes, pero él quería jugar, estaba cumpliendo su sueño, jugar en el Real Madrid y el resto poco importaba.

¡GRACIAS GROSSO POR SER EL TODOTERRENO QUE NECESITÁBAMOS Y HALA MADRID!




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