Hoy vamos a hablar de un equipo de fútbol de la Ligue1 que es adquirido por un multimillonario, ficha a todas las figuras nacionales y a grandes jugadores internacionales y marca una época. Y no, no vamos a hablar del Mónaco o del PSG. Antes de ellos, el modelo de magnate + dinero + figuras ya había tenido un precursor en el sur de Francia, un equipo humilde que en el periodo del que hablamos ganó 5 ligas de forma conseutiva, una Copa de Francia y puso el colofón con una Champions League. Efectivamente, vamos a hablar del Olympique de Marsella.
Aunque la historia termine en 1993, hay que comenzarla en 1986, cuando el polémico (como poco) Bernard Tapie se hace con el control del club. Con el gran Alain Girese debajo del brazo, transformó un equipo bastante vulgar en una apisonadora compuesta por jovenes jugadores franceses (muchos de ellos con el tiempo Campeones del Mundo en 1998) y atrayendo a las estrellas de la época. Los resultados comenzaron a verse en 1988-89, cuando, de la mano de la potentísima delantera Jean Pierre Papin - Klaus Allofs, el OM consiguió el doblete Liga - Copa. Comenzaba el rodillo.
Al siguiente año, temporada 89-90, el club marsellés saltó la banca con unos espectaculares fichajes: Jean Tigana y, sobre todo, "El Principe" Enzo Francescoli, casi nada al aparato. Además, cotaban con el susodicho Papin, Di Meco o el delantero inglés Chris Waddle. Caería otra Liga mientras que en Europa tenía que lidiar con el todopoderoso Milan de Sacchi.
En la 90-91, volvió el delantero Abedí Pelé, con la misión de suplir a Francescoli. Llegó también el central Boli, que luego sería fundamental, lo veremos más tarde. En ese equipo tambien militaba un joven Eric cantoná, que esa temporada marcó 8 goles. Naturalmente cayó otra Liga.
Un año después, temporada 91-92, llegaría un viejo conocido por todos, jóven por entonces: Jocelyn Angloma. Además, una figura que llevaría al club a sus más altas cotas: Didier Deschamps, que se hizo con las riendas del juego del equipo. Básicamente, Angloma y Boli se encargaban de aportar solidez defensiva, Deschamps era el metrónomo del equipo y arriba Papin y Pelé se hinchaban a meter goles. ¿Resultado? Otra Liga.
Pero el cenit de este equipo, su punto más alto antes de la vergonzosa caida, se produjo en la temporada 92-93. Ese año fue especialmente prolijo en fichajes. Con el fin de triunfar en Europa, se fichó nada menos que a Alen Boksic, Rudy Voeller, Marcel Desailly y Fabien Barthez, un joven y prometedor portero capaz de lo mejor y de lo más estrambótico. Por aquel entonces la antigua Copa de Europa ya había cambiado de formato hacia la actual Champions League. La fecha de la final, 26 de Mayo de 1993, enfrentó en el Olimpico de Munich al Milan todopoderoso con el Olympique de Marsella. Un gol de cabeza del central Boli daba, por primera y única vez la Copa de Europa a los marselleses. Marsella tocaba el cielo.
Fue el último momento de gloria de este equipo de estrellas. Tan solo unos días después de la final, el presidente del Olympique, Bernard Tapie, era detenido junto con parte de la junta directiva por un escándalo de apuestas ilegales y amaño de partidos. El equipo fue desposeido de su última Liga, aunque no de la Champions, y las estrellas fueron desfilando buscando mejores destinos. Triste final a una época de gloria.
Como epílogo, decir que el OM no participó de la Copa Intercontinental que debía jugar como Campeón de Europa. En su lugar lo hizo el Milan, que perdió 3-2 frente al Sao Paulo. En 2006 el exjugador Eydelie declararía que todos los jugadores, a excepción del alemás Voeller, iban dopados en la final de la Champions contra el Milan. La última palada de basura sobre aquella época dorada.
Es difícil que el OM pueda volver a alcanzar aquellas cotas. Ahora el poder futbolístico en Francia se reparte entre París y Mónaco, pero hubo un lustro, cinco años, en los que fueron los reyes de Francia y acabaron conquistando Europa.
Por @Dani_LQDM.
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