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25 de julio de 2013

Leyendas del Madridismo: David Beckham



Nuestro protagonista de esta semana es, sin duda, el futbolista más mediático de la historia del balompié. Con él llegó el glamour, el espectáculo a todos los niveles y y una nueva era en el Real Madrid, ‘La Era de los Galácticos’



Su dorsal desde pequeño fue el 7, cuando llegó al Real Madrid tuvo que cambiarle porque era el número de nuestro ‘Eterno Capitán’, así que optó por el del más grande del baloncesto, el 23. Su elegancia dentro y fuera del terreno una de sus mayores virtudes. El hombre que hizo que el fútbol fuese un espectáculo fuera y dentro del terreno de juego, Sir David Beckham.

David Robert Joseph Beckham nacía el 2 de mayo de 1975 en un barrio residencial a las afueras de Londres, en Leytonstone. Desde pequeño y gracias a la devoción de su padre por el Manchester United, acudía a Old Trafford a ver al equipo. Ahí comenzó su pasión por el fútbol y por sus diablos rojos. A los ocho años empezó a jugar en el equipo de su barrio, el Ridgeway Rovers, y con tan temprana edad alcanza los cien goles en tres temporadas. Con 11 años, gana un concurso en la escuela de fútbol de Bobby Charlton, esto hace que media Inglaterra se pelease por tenerle en sus filiales, tras varias pruebas en distintos equipos, regresa a su equipo de siempre. Sin embargo, el Manchester United había puesto sus ojos en él y en 1991 le ficha para su filial.

En el juvenil del ManU jugó al lado de Scholes, Giggs o los hermanos Neville. Todos ellos acabaron en el primer equipo formando los ‘Fergie Babes’ y colocando el nombre del Manchester United en lo más alto del fútbol mundial.

Su primer partido con el primer equipo fue el 23 de septiembre de 1992 en Copa, anecdótico que su primer gol con los diablos rojos fuese en Champions en 1994 sin haber debutado aún en la Premier, hecho que se consuma el dos de abril de 1995, con 19 años, tras haber sido cedido. La temporada siguiente no es que se hiciese un hueco en el equipo sino que se ganó la titularidad y comenzó a demostrar a todo el mundo su especialidad, las faltas. Fue el heredero directo del líder del Manchester, Cantona, convirtiéndose en el héroe y alma del equipo. Reinaron en Inglaterra durante toda la década de los 90, llegando a lo más alto en Europa en 1999, en un partido histórico en el Camp Nou en el que los diablos dieron la vuelta al marcador en los minutos finales de partido ante el Bayern Münich.


Cuatro años más tarde, el 2 de julio de 2003, David Beckham fue presentado como nuevo jugador del Real Madrid. Con su llegada se culminó el ‘Madrid Galáctico’. En los cuatro años que jugó en el club blanco, David se ganó a la afición y no sólo por su fútbol, sino por un carácter noble y elegante. Además, de por su entrega en cada partido que disputaba.


Con la elástica blanca, Becks disputó 158 encuentros, en los que marcó veinte goles y ganó una Liga y una Supercopa de España. La Supercopa fue su primer título como merengue. En la Liga que ganó su papel fue controvertido, castigado por Capello durante parte de la temporada no se dio por vencido y convenció al italiano, ayudando con su clase a lograr la remontada que en diciembre parecía imposible, con la que se ganó un histórico y peleado título liguero. En sus cuatro años en el Real Madrid, se convirtió en el jugador inglés que más minutos había disputado en la Liga Española, superando de esa forma a Gary Lineker.


Entre sus logros más importantes, el de marcar en tres mundiales distintos, siendo así el único futbolista inglés en conseguirlo.

Tras el Real Madrid llegaron los Galaxy, Milan y el PSG, en el club francés llegó a donar todo su sueldo para los niños necesitados de París. Con este pequeño-gran detalle se ve parte de la personalidad del inglés, siempre ayudando a los más desfavorecidos y colaborando con distintas asociaciones benéficas.

Tres características sobresalen sobre el resto: técnica, sacrificio y goles. Considerado como uno de los grandes especialistas en tiros libres del mundo, gracias a su precisión y potencia. En el Bernabéu se conocía a su pie derecho como ‘el guante’, y es que sacaba los córner y las faltas con la misma exactitud que si lo hiciese con la mano. 


¡GRACIAS POR LA UNIVERSALIDAD QUE NOS DISTE BECKHAM Y HALA MADRID!






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