Nuestro
protagonista de esta semana es, sin duda, el futbolista más mediático de la
historia del balompié. Con él llegó el glamour, el espectáculo a todos los
niveles y y una nueva era en el Real Madrid, ‘La Era de los Galácticos’.
Su dorsal
desde pequeño fue el 7, cuando llegó al Real Madrid tuvo que cambiarle porque
era el número de nuestro ‘Eterno Capitán’, así que optó por el del más grande
del baloncesto, el 23. Su elegancia dentro y fuera del terreno una de sus
mayores virtudes. El hombre que hizo que el fútbol fuese un espectáculo fuera y
dentro del terreno de juego, Sir David Beckham.
David Robert
Joseph Beckham nacía el 2 de mayo de 1975 en un barrio residencial a las
afueras de Londres, en Leytonstone. Desde pequeño y gracias a la devoción de su
padre por el Manchester United, acudía a Old Trafford a ver al equipo. Ahí
comenzó su pasión por el fútbol y por sus diablos rojos. A los ocho años empezó
a jugar en el equipo de su barrio, el Ridgeway Rovers, y con tan temprana edad
alcanza los cien goles en tres temporadas. Con 11 años, gana un concurso en la
escuela de fútbol de Bobby Charlton, esto hace que media Inglaterra se pelease
por tenerle en sus filiales, tras varias pruebas en distintos equipos, regresa
a su equipo de siempre. Sin embargo, el Manchester United había puesto sus ojos
en él y en 1991 le ficha para su filial.
En el juvenil
del ManU jugó al lado de Scholes, Giggs o los hermanos Neville. Todos ellos
acabaron en el primer equipo formando los ‘Fergie
Babes’ y colocando el nombre del Manchester United en lo más alto del
fútbol mundial.
Su primer
partido con el primer equipo fue el 23 de septiembre de 1992 en Copa,
anecdótico que su primer gol con los diablos rojos fuese en Champions en 1994
sin haber debutado aún en la Premier, hecho que se consuma el dos de abril de
1995, con 19 años, tras haber sido cedido. La temporada siguiente no es que se
hiciese un hueco en el equipo sino que se ganó la titularidad y comenzó a
demostrar a todo el mundo su especialidad, las faltas. Fue el heredero directo
del líder del Manchester, Cantona, convirtiéndose en el héroe y alma del
equipo. Reinaron en Inglaterra durante toda la década de los 90, llegando a lo
más alto en Europa en 1999, en un partido histórico en el Camp Nou en el que
los diablos dieron la vuelta al marcador en los minutos finales de partido ante
el Bayern Münich.
Cuatro años
más tarde, el 2 de julio de 2003, David Beckham fue presentado como nuevo
jugador del Real Madrid. Con su llegada se culminó el ‘Madrid Galáctico’. En
los cuatro años que jugó en el club blanco, David se ganó a la afición y no
sólo por su fútbol, sino por un carácter noble y elegante. Además, de por su
entrega en cada partido que disputaba.
Con la
elástica blanca, Becks disputó 158 encuentros, en los que marcó veinte goles y
ganó una Liga y una Supercopa de España. La Supercopa fue su primer título como
merengue. En la Liga que ganó su papel fue controvertido, castigado por Capello
durante parte de la temporada no se dio por vencido y convenció al italiano,
ayudando con su clase a lograr la remontada que en diciembre parecía imposible,
con la que se ganó un histórico y peleado título liguero. En sus cuatro años en
el Real Madrid, se convirtió en el jugador inglés que más minutos había
disputado en la Liga Española, superando de esa forma a Gary Lineker.
Entre sus
logros más importantes, el de marcar en tres mundiales distintos, siendo así el
único futbolista inglés en conseguirlo.
Tras el Real
Madrid llegaron los Galaxy, Milan y el PSG, en el club francés llegó a donar
todo su sueldo para los niños necesitados de París. Con este pequeño-gran
detalle se ve parte de la personalidad del inglés, siempre ayudando a los más
desfavorecidos y colaborando con distintas asociaciones benéficas.
Tres
características sobresalen sobre el resto: técnica, sacrificio y goles.
Considerado como uno de los grandes especialistas en tiros libres del mundo,
gracias a su precisión y potencia. En el Bernabéu se conocía a su pie derecho
como ‘el guante’, y es que sacaba los córner y las faltas con la misma
exactitud que si lo hiciese con la mano.
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