El Atlético de Madrid volvió a ganar en el Santiago Bernabéu al Real
Madrid, 1-2, por segunda vez consecutiva en Liga, para mostrar las
carencias de un equipo lastrado por un verano extraño que tiene a un
nuevo rival en la Liga, el cuadro rojiblanco, que convirtió sus
pesadillas blancas en sueños muy golosos.
El mexicano Raúl Jiménez inició como titular con los colchoneros,
pero no se pudo ver la cara dentro del terreno de juego con su
compatriota Javier Hernández, ya que al salir al minuto 63, 'Chicharito'
debutó con el Real Madrid al 64 para sustituir a Karim Benzema.
Hace años, un Real Madrid-Atlético era un encuentro destinado a la
victoria para los locales. Por sistema, casi ocurrió así durante casi
una década de apagón rojiblanco en estos duelos. Nadie podía imaginar
que las tornas iban a cambiar. Ahora es el Atlético el equipo pesadilla
del Real Madrid.
Desde que el cuadro de Simeone ganó aquella Copa del Rey al Real
Madrid en el Bernabéu hace un año y cuatro meses, el vecino rico del
equipo del pueblo, como denominó así Simeone a su club hace un año, la
tendencia ha ido cambiando y pasó del abuso le madridista a una igualdad
tremenda que trajo el máximo respeto de los blancos hacia sus rivales.
El último golpetazo se lo llevó tras perder la Supercopa de España en
la que fue la venganza atlética de la terrible derrota en la final de
la Champions League en Lisboa. Después de aquellos dos últimos partidos
entre ambos, la tensión propia de los duelos históricos, cuando el
Atlético era igual de grande que ahora, reaparecía por fin después de
una dualidad tremendamente aburrida entre Real Madrid y Barcelona que
duraba unos cuantos años.
El Atlético aportó oxígeno al futbol español con su título de Liga.
El campeonato era muy tedioso hasta la aparición de un tercer candidato
que revitalizó el interés que ya poco importaba en el monopolio
Madrid-Barcelona. Lo logró con un futbol comprometido, técnico y para
"hombres", como definió Ancelotti en la previa del partido.
El futbol es sinónimo de contacto y así lo entiende el Atlético, que
comenzó otro duelo más, el tercero en un mes, con dos recados del
mexicano Raúl Jiménez y de Raúl García a Sergio Ramos y Fabio Coentrao.
En dos minutos, los primeros. Había que marcar territorio y lo lograron.
Sin tapujos, desde el principio. Las intenciones eran claras. Había que
mostrar las cartas, nada de esconderlas.
El Atlético, con la novedad del mexicano sobre el campo para
acompañar a Mario Mandzukic arriba, propuso una idea de futbol roma,
algo espesa y que le sirvió durante unos pocos minutos, los que tardó
Tiago Mendes en abrir el marcador. De nuevo, el Real Madrid, en uno de
sus males endémicos esta temporada, dejó libre al portugués de marca
(despiste de Benzema) y en un córner remató a la red el primero de la
tarde.
Fue el único remate entre los tres palos del Atlético en toda la
primera parte. No hubo más. Sólo dos disparos mansos de Koke
Resurrección y de Jiménez que se marcharon fuera. Esa fue toda la
propuesta atlética, que basó su juego en balonazos del portero Miguel
Ángel Moyá a la zona de arriba y en esperar algún contragolpe que no
llegó.
Al Real Madrid le costó sacudirse ese susto del cuerpo. Había muchos
debates que cerrar desde la estrepitosa derrota en San Sebastián ante la
Real por 4-2. Algunos parece que no se cerrarán nunca. El de Iker
Casillas puede ser incluso demasiado recurrente.
El portero blanco, que cumplía 15 años desde su debut, fue silbado
desde el principio por un sector del estadio cada vez que tocaba la
pelota. No hay piedad ni paciencia para algunos con un mito madridista.
Si la hay para Toni Kroos. No necesitará paciencia. Él mismo se
consolida con sus actuaciones. Xabi Alonso, aunque será recordado
siempre, pasará al olvido con el tiempo. El alemán es una máquina de
hacer futbol y de abarcar campo. Se habló de Asier Illarramendi para
tapar huecos ante la ausencia de Sami Khedira, pero no hizo falta. Kroos
se bastó el solo.
Lo hizo junto a James. El colombiano aún necesitará tiempo para
acabar con otro debate, el de Ángel Di María. Ese nombre son palabras
mayores. De momento, cumple. No es el argentino, pero frente al Atlético
se sacó algún truco de la chistera y enseñó los dientes en alguna
ocasión. Pero necesita más tiempo y más adaptación. Lo tendrá difícil.
Jugó en la izquierda, se adaptó al 4-4-2 de Ancelotti y que despistó a
sus rivales. Sobre todo por la posición de Cristiano, que se colocó en
la punta de ataque junto a Benzema con libertad total de movimientos.
Apareció por la derecha, por la izquierda y por el centro. Fue casi
incontrolable. Un auténtico incordio.
El Madrid, con ese sistema, y tras el accidente del gol de Tiago,
comenzó a carburar como una máquina dirigida por Kroos. No está afinada
del todo, pero sí dejó sin argumentos al Atlético, que se encomendó a
Moyá para mantener la ventaja.
El ex portero del Getafe salvó unas
cuantas antes del descanso, pero no pudo evitar el gol de Cristiano, de
penalti, tras una entrada de Guilherme Siqueira dentro del área.
Antes evitó el tanto de la igualada tras parar un disparo de falta de
Bale y un cabezazo de Benzema a bocajarro que salvó de forma soberbia.
Él se encargó de salvar a su equipo, que se marchó al vestuario con un
empate que supo a gloria. Los datos son claros: el Atlético disparo una
vez a puerta y dos fuera. El Real Madrid, lo intentó ocho veces. Alguna
fue clarísima. Sólo pudo marcar de penalti, pero bastó para igualar la
contienda.
Simeone reaccionó a los quince minutos de la segunda parte. Quitó del
campo a Gabi y sacó al turco Arda Turan. Poco después, saltó al campo
Antoine Griezmann por Raúl Jiménez, poco acertado en su debut.
El técnico argentino necesitaba algo de creación, más imaginación y
elaboración. Y también un poco de futbol directo. El otomano y el
francés podían dárselo y por eso lo intentó. Su equipo necesitaba aires
nuevos a gritos.
La entrada de ambos frenó la creación de juego blanca. El Real Madrid
se atascó y el Atlético consiguió retener un poco más a pelota. Las
ocasiones casi brillaron por su ausencia en ambas áreas y el partido
parecía destinado a resolverse en alguna de las pocas oportunidades que
aún tenían que llegar.
Se llevó el gato al agua la escuadra rojiblanca. La segunda propuesta
de Simeone había conseguido desquiciar al Real Madrid y una jugada
entre Griezmann y Juanfran acabó en las botas de Arda Turan, que no
falló delante de Casillas.
Era el minuto 76 y al Madrid le quedaba muy poco para evitar otra
pesadilla atlética en el Bernabéu. Isco y Chicharito intentaron
desatascar a su equipo, pero no fue posible. Enredado en tanto debate,
el Real Madrid sólo carburó durante 45 minutos.
Una propuesta más atractiva alejada del guerreo y del juego simplón
bastó al Atlético para enredar a un equipo que corre peligro de vivir
extrañamente de un pasado muy reciente. El Real Madrid fue incapaz de
acercarse a la portería de Moyá en la segunda parte.
No pudo aprovechar sus mejores momentos, cuando olvidó que el
Atlético es su pesadilla más reciente y cuando los rojiblancos jugaron a
una cosa que no les benefició. Los pitos a Casillas, algún grito
perdido de "Florentino dimisión" y la ausencia de Di María pueden ser un
lastre para un equipo que ya ha perdido dos partidos seguidos y se
aleja del que este año puede ser el nuevo dúo dominador: el Atlético y
el Barcelona.
@JaimeDaniel_10
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