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25 de octubre de 2013

Leyendas del Madridismo: Gallego



Nuestro protagonista de esta semana estuvo la friolera de dieciséis años en el club, toda una vida dedicada al Real Madrid. El término centrocampista se le quedaba pequeño, podemos definirle como el ‘Todocampista’: Gallego.



Ricardo Gallego nacía el 8 de febrero de 1959 en Madrid.  Se puede decir que nació con la camiseta del Real Madrid puesta, desde bien pequeño conoció el Santiago Bernabéu por dentro a la perfección, y es que su padre, socio del club, le enseñó a amar al equipo blanco desde siempre. Con solo seis años, Gallego ya era socio del Madrid.

Ricardo jugó en el club desde su más tierna infancia, pero siempre con equipos superiores a los que le tocarían por edad. Y de esta manera, pasito a pasito, Gallego fue subiendo de categoría hasta culminar su ascenso en el Castilla. Había nacido para triunfar en el Real Madrid y no cesó en su empeño hasta conseguirlo.

Gallego disputó la final de la Copa del Rey más histórica del club merengue, aquella mítica final de 1980 en la que los dos finalistas fueron el Real Madrid y el Castilla. Un hito que nunca se había visto, ni se ha vuelto a ver. El Castilla se había deshecho del Hércules o Sporting, entre otros, pero también del mítico Athletic de Bilbao. Eso sí, acabó cayendo en la final ante los ‘mayores’ por 6-1, pero el hecho quedará indeleble en la historia del fútbol.

Nueve temporadas permaneció Gallego en el primer equipo, 364 partidos oficiales y 59 amistosos nacionales e internacionales, en los que marcó 31 goles y cosechó un palmarés envidiable: cuatro Ligas, dos Copas del Rey, una Copa de la Liga, una Supercopa de España y dos Copas de la UEFA.

Comenzó jugando de libre, para más tarde rotar en esa posición y en el centro del campo. Ricardo fue un jugador comodín, jugaba en dos posiciones y las dos las desempeñaba a la perfección. Este esfuerzo se vio recompensado con un puesto indiscutible en el once titular de la época. 

Ya en la treintena, Gallego decidía irse del club de su corazón, sabía que ya no estaba a su mejor nivel y prefirió probar otra Liga, en su caso el Calcio, para volver a España de la mano de su amigo Camacho que entrenaba al Rayo por entonces. Así ponía fin un grande del país a su carrera futbolística. Un futbolista todoterreno, que se hizo con los galones en el centro del campo del Real Madrid, y es que a toda su técnica, a esa manera tan sobresaliente de ver el fútbol, a esa visión de juego solamente destinada a los privilegiados, Ricardo Gallego sumaba su corazón vikingo.


¡GRACIAS GALLEGO POR DAR AL MADRID TU INGENIOSA FORMA DE VER EL FÚTBOL Y HALA MADRID!





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