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4 de agosto de 2013

Real Oviedo: una década en el infierno.

Vaya por delante que, en mi condición de asturiano, siempre he sido del Sporting. Considero necesario apuntarlo por honestidad, ya que este artículo no está escrito con las tripas de un aficionado ovetense, sino de un aficonado al fútbol que pasó varias tardes en el Tartiere (en el viejo y en el nuevo) durante los seis años que viví en la capital de Asturias. Lo cierto es que, postureos de grada aparte, nunca fui anti-ovetense, excepto una vez que, en el Nuevo Tartiere, robaron vilmente el partido al equipo en el que por entonces jugaba mi primo, el Navia CF. De aquella, el Oviedo estaba en Tercera y alargaron el partido siete minutos hasta que el ahora conocidísimo Michu metió el 3-2 definitivo. Recuerdo el Tartiere en pleno (bueno, los 5.000 espectadores, que para Tercera es una barbaridad) aplaudiendo y un señor y yo (luego me enteré de que el señor era un cuñado del entrenador del Navia) insultando al árbitro. La Tercera siempre ha sido muy familiar, como podeis ver. De hecho, creo que el Real Oviedo sigue adelante y no ha desaparecido, y a punto ha estado varias veces, gracias a la afición que se ha tomado el club como algo de la familia. Si no fuese por su afición, el Oviedo ahora mismo sería historia.

 
El oviedismo tiene una fecha marcada a fuego en su memoria: 2 de Agosto de 2003. Ese día día, del que hace 3 se cumplió una década, el Oviedo era descendído de 2ºB a Tercera después de que un grupo de jugadores se negase a retirar sus denuncias por impago. Antes, el 17 de junio de 2001, el club había descendido de Primera a Segunda. Un año penando por la Segunda y nuevo descenso a 2ºB, y, de postre descenso administrativo a Tercera. Con Manuel Lafuente, profesor de la Facultad de Económicas al que siempre me encontraba en mi facultad tomando café (parece que en Derecho el café estaba más rico) a la cabeza de un club que se enfrentaba a una desaparición que semejaba inminente. Dejado de lado por las instituciones y puenteado por el entonces Alcalde de Oviedo, Gabino de Lorenzo, que en una maniobra propia del trilero que siempre fue cogió a un equipo amateur de la ciudad, el Astur, y le cambió uniforme, escudo y denominación (le llamó Oviedo ACF) para autoproclamarlo heredero del Real Oviedo, más real que nunca. la afición, lógicamente, mostró amplísimo rechazo a tan peregrina iniciativa. El "Oviedín" estaba en coma, pero aún no era momento de enterrarlo.

Se empezó aquella jornada en Tercera con 6 puntos menos por sanción de la UEFA, por impagos. A mayores, el jugador Armando Barbón (qepd) falleció en un accidente de tráfico. Sobreponiendose a tal cúmulo de desgracias, el Oviedo terminó lider de la Tercera, aunque pincharía en la promoción de ascenso a Segunda B, siendo eliminado por los gallegos del Arteixo. Sería al año siguiente cuando el club volvería a la Segunda B, eliminando a Ávila y Coruxo.

 
A pesar del ascenso, pocas noticias buenas pueden recordar los aficonados azules de aquel año. Se inició la etapa de Alberto Gonzalez (pocas personas más odiadas por el oviedismo que este) y se volvió a descender, esta vez deportivamente, a Tercera. A partir de ahí, la historia del Oviedo entra en bucle: ascenso a 2ºB, fracaso en el intento de ascenso a Segunda y problemas económicos con amenaza de desaparición. Así todos los años. El pasado verano, el club se lo jugó todo a la carta de la ampliación de capital, alentada desde todos los medios de comunicación y apoyada por figuras de la talla de Raúl (ex del Real madrid, que compró acciones) y del propio Real Madrid, que hizo un aporte económico y jugó un amistoso en el Tartiere para ayudar. Al final, y sobre la bocina, el multimillonario mexicano Carlos Slim, a través de su empresa Carso SA, inyectó dos millones de euros a la ampliación, haciéndose con la mayoría accionarial. El Oviedo, con más vidas que un gato, se había vuelto a salvar económicamente. El ascenso a Segunda División volvió a perderse, pero el equipo seguía con vida.


Hoy día el Oviedo se prepara para una nueva temporada en Segunda B y par aun nuevo asalto a Segunda. Como todos los años, el aficionado ovetense piensa que va a ser el año del ascenso, aunque las perspectivas no sean las mejores por planificación de plantilla. De todas formas, y aunque siga siendo un aficionado del Sporting, vería justo que el Oviedo ascendiese de nuevo al fútbol profesional justo una decada después de que todo empezase a ir tan mal para los del Tartiere. Tal y como reza su himno, van a necesitar "orgullo, valor y garra".

Por @Dani_LQDM

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