/

30 de julio de 2013

Quique Setién: El triunfo de la normalidad.

Anda estos días mi amigo Marcos, empleado del C.D. Lugo, atareado con la tarea de renovación de abonos para la próxima temporada. Los más de cuatro mil socios se agolpan en las oficinas del club para conseguir cuanto antes el carnet de abonado para esta temporada. Los precios, de los más bajos de la categoría, invitan a ello, sobre todo porque los que somos asiduos al Anxo Carro sabemos lo que nos vamos a encontrar, y nos gusta: un equipo trabajado, de buen trato con el balón, de toque cuando toca y contragolpe cuando se puede, descaradamente ofensivo para una categoría como la Segunda División, donde suele predominar el fútbol físico, prietas las filas y el que pueda que la cuele. Un equipo atrevido y atractivo. Y digo que sabemos lo que nos vamos a encontrar esta temporada porque a los mandos de la escuadra rojiblanca sigue, auqnue parezca un milagro, Quique Setién.



Enrique Setién Solar, santanderino, cántabro ejerciente, ha sido junto a Bouso (presidente) y Mouriz (director deportivo), la principal razón de que "O Luguiño" milite en Segunda, lo haga de forma holgada y en toda España, jugadores, técnicos y aficionados lo señalen como equipo revelación. Desde que en 2009 tomó el mando del equipo, la transformación de este ha sido brutal. De militar en la zona media de 2ºB a hacerlo en 2º, con el presupuesto más bajo de Segunda ("Somos el 22 de 22", recuerda siempre Mouriz), haciendo un juego primoroso y armando equipos en base a lo que, generalmente, otros equipos de más alcurnia no quieren. En la ribera del Miño hemos visto resucitar a jugadores que "no valían", como Azkorra, Aitor, Belencoso, el gran Pita, Yoel, Hector Font, Pablo Álvarez u Óscar Diaz quien, con 15 goles en Segunda esta última temporada, se ha ganado el derecho a volver a Primera, esta vez con el Almería.

Setién es un entrenador de esos que los puristas llaman "de método". El sistema, casi siempre un 4-2-3-1, está al servicio de los jugadores, pero estos tienen que estar, a su vez, al servicio del equipo. Este año, ante una plaga de lesiones y sanciones que dejó al equipo sin mediocentros, reinventó al veterano Belfortti (central con el que no había contado en toda la temporada) en ese puesto. Funcionó. Igual que funcionó Ócar Diaz en el puesto de punta, cuando tras la lesión de Mauro Quiroga, apostó por el madrileño en su posición, aunque en principio había venido a jugar en banda o de enganche: 15 goles y jugador revelación. En un equipo como el Lugo, con tantas cosas al límite, desde el presupuesto anual hasta la plantilla, es fundamental que el entrenador acierte, y Setién suele hacerlo.

Otro aspecto a tener en cuenta es la justicia de sus decisiones. No se casa con nadie y juegan los que mejor están en cada momento. Este año en la portería se han ido alternando Yoel (cedido por el Celta, teórico titular) y Jose Juan, veterano que venía con el rol de suplente. Ambos cumplieron de forma sobresaliente. A pesar de contar a principio de temporada con el canterano del Real Madrid Fran Sol, su bajo rendimiento hizo que se le "cortase" en el mercado de invierno, sin importar su pedigrí. En Lugo hay que sudarse la titularidad, como se la han tenido que sudar los centrales, que han alterado titularidad o suplencia de acuerdo con su momento más alto o bajo.

Cuando, hace dos temporadas, el club subió por segunda vez en su historia a Segunda, los aficionados nos apelotonamos delante del Ayuntamiento, en la Plaza Mayor, para homenajear a los "héroes del Carranza". Uno por uno fueron hablando y nosotros, simples hinchas con mucha pasión pero poco sentido técnico, pedimos la renovación de todos ellos. No fue así. Manteniendo una lucha entre el corazón y la cabeza (como reconoció en un tweet) Setién, de la mano de MOuriz, decidió prescindir de la mayoría de aquella plantilla, cuando lo fácil, lo popular, habría sido la renovación general, como ocurrió en 1992, año del anterior y primer ascenso del Lugo al fútbol profesional. El resultado de aquella aventura fue un descenso cantado. Esta segunda vez el CD volvió para quedarse.

El sino del Lugo es ese, reinventarse cada año, reconstruirse desde las premisas básicas del bueno, bonito y barato. A falta de grandes fichas, el Lugo ofrece cobrar al día, seriedad y trabajo. También para Quique Setién, que al final de cada temporada recibe ofertas de otros equipos de superior categoría o de más fuste económico. Se habla siempre del Racing, que es su casa, del Dépor, del Celta, del Mallorca, del Levante...y a los "siareiros" locales se nos encoje el alma, porque pensamos que se va a ir, que por fin va a dar el paso y trincar un buen contrato de un equipo que le ofrezca un proyecto. Pero Quique se queda, se queda siempre y ya va para cinco temporadas, quizás porque es consciente de que en ningún sitio se va a corear el "Quique Setién, lorolorolorolo" como se corea en el Anxo Carro en todos los partidos, quizás porque sabe que aquí se le perdona todo (y bien ganado que se lo tien), quizás porque no olvida, como no olvidamos ninguno, sus lágrimas aquella tarde calurosísima cuando el Alcoyano nos apartó del ascenso, o sus lágrimas, estas de alegría, cuando si ascendimos a Segunda en Cádiz. Como él mismo reconoció en rueda de prensa tras anunciar su renovación, "el dinero y las motivaciones profesionales no lo son todo". Palabra de Setién.

Quique se irá. Es ley de vida. Algún día la oferta que le pongan delante será demasiado tentadora y se irá. Nadie se lo va a echar en cara, es un profesional y asi tiene que ser. Entonces tendremos que plantearnos que se merece, si una calle o un busto en la Plaza Mayor, pero hasta entonces seguiremos disfrutando de nuestro Lugo, de su equipo, y seguiremos yendo en masa a renovar nuestros abonos, porque sabemos lo que nos vamos a encontrar. Y seguiremos cantando en el Anxo Carro a Quique Setién.



Por @Dani_LQDM

No hay comentarios:

Publicar un comentario