Muchos jugadores se convierten en leyenda
por sus sobresalientes actuaciones, por su elegancia, por su magia. Otros, en
cambio, por su garra y su ese espíritu de lucha tan nuestro, tan vikingo. Un
ejemplo claro de esto es nuestro protagonista de esta semana, el ‘yé-yé’ De
Felipe, ‘El Chispas’.
Pedro De Felipe Cortés nacía el 18 de
julio de 1944 en Madrid, muy cerca del estadio del Atlético de Madrid, eterno
rival del que sería el club de su vida, el Real Madrid, donde jugó durante ocho
temporadas.
Sus primeros pasos en el mundo del fútbol
fueron en el infantil del Real Madrid, de ahí siguió al juvenil. Sus
sobresalientes actuaciones y la gran confianza que proporcionaba en la zaga
hicieron que pronto ascendiera hasta el primer equipo del club blanco para
sustituir a uno de los mejores centrales de la historia del club y del fútbol
español, Santamaría.
El tener que ser el sustituto de
Santamaría fue un difícil papel del que salió triunfante en muchas ocasiones,
aunque también le acarreó algún disgusto. No daba ni un palmo de terreno a los
rivales, su gran poder de anticipación le avalaban. Sin embargo, llegó a sentir
la gloria en propia persona al levantar la Sexta Copa de Europa en 1966. Pero,
además de ésta, consiguió cinco Ligas y una Copa de España.
En 1967, sufre una rotura de menisco. Su
especial carácter de gladiador le hizo disputar tres partidos con el menisco
roto. Tras la intervención, durante varios meses estuvo inactivo hasta que
volvió para seguir ganando títulos con el Madrid hasta 1972, año en el que es
traspasado a un club amigo, el Espanyol. Es en el club periquito donde pone fin
a su carrera en 1978.
Tras su retirada, De Felipe vuelve a
Madrid, su ciudad, donde fijó su residencia y comenzó como agente de
futbolistas.
Él como jugador fue un central con una
garra y una entrega por el escudo fuera de lo común. Pero si un rasgo destacaba
por encima de todos en su persona era el de la valentía.
¡GRACIAS POR TU ENTREGA Y VALENTÍA DE FELIPE!
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