¿Por qué se tienen que ir ciertos
futbolistas que lo dejan todo en el campo y en cambio siguen verdaderos
mercenarios en el club? Desde que se comenzó a oír el runrún de que Callejón
dejaría el Real Madrid este verano, me he venido haciendo la misma pregunta una
y otra vez.
Sigo sin encontrar respuesta, creo que
Calleti tal vez no sea un titularísimo pero sí que es un enorme jugador número 12, no se
queja puesto que su sueño es jugar en el Real Madrid, se deja hasta el alma en
el terreno y apoya y defiende al club por encima de todo y de todos, díganme
entonces ¿por qué él se marcha y otros que se quejan, salen al campo a pasearse
cuando disfrutan de minutos y parece que sólo están para cobrar siguen en el equipo?
Y, otra vez, me hallo sin respuesta.
Si algo ha demostrado Callejón desde que
volvió a la que es su casa, es su amor al escudo. Verle besando el escudo que
nos une a todos nosotros es una de las imágenes que me hacía sonreír en cada
partido, y bueno cada vez que las veo. No lo hace por quedar bien con los
aficionados, o por que se deje llevar por el momento de alegría o rabia, él lo
hace porque le sale de dentro, porque su vida es el Real Madrid, él es Real
Madrid.
Los últimos tiempos han dejado términos
que a los madridistas no nos gusta demasiado utilizar, como podrían ser
‘valores’ y ‘humildad’ (o valors y humildat si lo preferís). Y es que, en
cierta corriente de pensamiento han prostituido hasta tal punto estos conceptos
que me resulta complicado utilizarlos. Pero bueno, para no utilizar los tal
reverenciados “valores”, me limitaré a decir que Calleti define como muy pocos,
tal vez junto con Arbeloa, Alonso, o en ocasiones Ramos o Cristiano, la esencia
del jugador madridista, del vikingo de antaño, él que se dejaba hasta su última
gota de sudor en el campo, que podía sangrar por el equipo, que luchaba hasta
que se le agotaban las fuerzas o, incluso, más allá aún, el que jamás manchaba
la camiseta blanca, el escudo del Real de vergüenza.
Hoy se despide de todos nosotros un
grande, tal vez no haya tenido los minutos que hubiese querido él o muchos de
nosotros, pero disfrutó, luchó y vivió al máximo cada uno de ellos.
Duele verle marchar, porque es ‘uno di noi’, porque vive el madridismo
no como un futbolista, sino casi como un aficionado. Y no hay nada más bonito
que uno de tus ídolos, a los que apoyas de domingo a domingo, todos los días
del año, viva el sentimiento, la pasión del Real Madrid como tú.
Puede que este año el Madrid se
españolice, que tiremos de cantera mucho más que en los últimos años, pero al
igual que siempre hay un hueco que nadie puede llenar, como es el de Raúl,
Calleti, aunque a otro nivel, deja un vacío difícil de rellenar, sí que
tendremos a muchos que vivan el madridismo como él, como tú o como yo, pero
pocos nos dejarán momentos para el recuerdo tan sinceros como los que nos ha
brindado este motrileño que siempre llevaré en mi corazón, sus besos al escudo,
cada vez que le señala, su alegría sincera y, por supuesto, cuando se subió a
caballito Mou sobre él y cuando le devolvió el gesto en la celebración de la
Liga 32.
Él muchas veces ha dicho lo que todos
pensamos en nuestras casas, “Yo pensaba
que en Barcelona no se hablaba de los árbitros”, o cuando destapó que
Messi, ‘el incuestionable y perfecto’ llamó a Karanka “la muñequita de Mou”. Sinceridad por bandera, por eso, si muchos
dicen por qué te gusta tanto, pues por esto mismo, porque aparte de sus grandes
cualidades como futbolista, su sinceridad y apoyo al club que tanto quiero lo
lleva por bandera y esto señores es impagable.
Por ello, hoy despedimos con un amargo
adiós a Callejón, un puro vikingo.
¡SUERTE CALLETI Y HALA MADRID, AQUÍ SIEMPRE ESTAREMOS
ESPERÁNDOTE!
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