El Real Madrid rescató un punto frente a Clos Gómez, una vez
más, y ya no recuerdo la cantidad de
veces que este señor nos ha hurtado premeditadamente.
El Real Madrid salió muy enchufado al partido y gozó de
buenas ocasiones en el primer cuarto de hora, pero en un lamentable error de la
defensa Oriol Riera adelantó a Osasuna. A partir de aquí empezó el robo
premeditado de este personaje. Modric recortó en el área brillantemente, y fue
derribado de manera clara por Arribas. La jugada era penalti y amarilla, lo que
hubiese supuesto la expulsión de Arribas, además de una buena ocasión de
empatar el partido. Pero Clos Gómez miró para otro lado, y al linier, a escasos
metros de la jugada, no más de veinte, no le dio la
gana de señalarlo. Porque yo no me creo que no lo vean, y si están mirando para
otro lado, es que deben dedicarse a componer poemas épicos, o a sexar pollos,
aunque igual tampoco los verían.
Continuando con el sainete, mostró la primera
amarilla a Ramos por una jugada que no es ni falta. Y en estas, llegó el
segundo gol de Osasuna, con la inestimable colaboración de la defensa, de
verbena en la tarde de hoy. En un córner, Diego López hizo un paradón a un
disparo de cabeza, y todos se quedaron mirando, menos Oriol Riera, que remachó a
la red el segundo. Y ahora vamos con la
expulsión de Ramos: pese a que la primera amarilla no es, y que la jugada viene
de una de las muchas faltas a Isco al borde del área que este sujeto no quiso
pitar, su acción sería criticable para un jugador amateur, y es inaceptable
para un profesional. Y lo peor es que no es la primera vez, es que hace dos
semanas en Champions hizo otra tontería, y acabó en el vestuario antes del
descanso, como hoy. A Mourinho se le mató por sentarle un partido para
escarmentarle, y a lo mejor era esa la solución, incluso algo más drástico.
Cuando todo parecía perdido, y en el barco empezaba a hacer frío, una gran
jugada entre Cristiano e Isco acabó en gol, con un remate preciso y ajustado al
palo, al borde del descanso.
En la segunda parte, el Real Madrid salió a tumba abierta,
con un apoteósico Xabi Alonso de central, de mediocentro, de lateral, de libre
y es posible que ahora esté cargando las maletas en el bus, que lo conduzca, y
hasta que sustituya al piloto del avión, en caso de ser necesario. Osasuna pudo
marcar el 3-1 y el Real Madrid pudo empatar.
Hubo una jugada que me llamó poderosamente la atención: en un balón
rechazado, Carvajal intentó evitar el córner, y el linier en cuyas narices se
produjo el clamoroso penalti a Modric, tuvo una vista de águila para, a más de
cuarenta y cinco metros, apreciar que la circunferencia del balón había
traspasado la línea de cal en su totalidad. Por detalles, insignificantes para
la mayoría, como esos, son por los que no creo en su imparcialidad ni limpieza.
No sé si fruto de las fechas próximas a la Navidad se
produjo un milagro: Clos Gómez sacó la segunda amarilla a Silva, tras una
entrada con los pies por delante sobre Cristiano Ronaldo. Y en esa falta,
magistralmente botada por Isco, empató Pepe de cabeza.
De aquí hasta el final,
el Real Madrid lo intentó, pero al final no pudo ser.
No se puede luchar contra la Federación, contra los
árbitros, y contra la estupidez y falta de actitud de algunos jugadores.
Tarjetas
A Osasuna: Damiá, Arribas, Silva, Cejudo y Silva (2)
Al Real Madrid: Pepe, Ramos (2)
Goles
Min. 15. Oriol Riera
Min 39. Oriol Riera
Min. 45. Isco
Min 80. Pepe
By @CarlosCorraliza
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