Regresamos a
una de las épocas más bonitas de la historia del Real Madrid, al Madrid de los
“yé-yé”. Nuestro protagonista fue uno de los pioneros del fútbol moderno, de la
visión del juego de una manera mucho más estudiada, más inteligente y ese es:
Velázquez.
Manuel
Velázquez Villaverde nacía un 24 de enero de 1943 en Madrid. A muy temprana
edad ya comenzó a jugar en las categorías inferiores del Real Madrid y en el
club de su vida permaneció hasta que se marchó cedido para seguir creciendo a
Rayo y Málaga.
En la
temporada 1965/1966, con Miguel Múñoz en el banquillo, Velázquez llegó al
primer equipo y en esa primera temporada se proclamó Campeón de Europa, su
primera y única orejona y la sexta del club blanco. Pero es que además, fue una
de las piezas fundamentales para la consecución de este título, su papel como
creador del juego merengue fue definitiva para lograr por sexta vez la gloria
europea. Su descaro, propio de un novato, junto con la veteranía del gran Gento
hicieron de ese Madrid una máquina casi perfecta.
Desde esa
primera campaña, una docena de años más permaneció defendiendo el escudo que
tanto ama. Una carrera llena de éxitos, en ese primer año comenzaron los logros
y de ahí hasta su salida en 1977 llegó la excelencia. En esos 12 años, una Copa
de Europa, 3 Copas de España, 6 Ligas y, también, una Medalla al Mérito
Deportivo, en sus 394 partidos oficiales, además de 92 amistosos, en los que
anotó 76 goles.
Su último
partido con el Real Madrid fue un homenaje para el recuerdo. El 24 de agosto de
1977, ante el Eintrach de Frankfurt. Antes del encuentro se hizo entrega de la
Medalla al Mérito Deportivo y, tras esto, su propio hijo realizó el saque de
honor. El partido le ganó el Madrid por 3 a 1, pero lo mejor estaba por venir,
Velázquez dejó una frase aún recordada por todos: “Saber que dejas buenos amigos es más importante que hacer la mejor
jugada de tu vida”. Así era él, esta frase le define a la perfección, un
hombre hecho y derecho, inteligente, honrado y el mejor compañero. Pero es que
no sólo era compañero sino que fue, es y será uno de los mejores 10 de la
historia del Real Madrid. Y ese 10, tras el encuentro, rodeado de todos sus
compañeros y amigos, le paso el testigo a Del Bosque. Sin duda, una noche de
las más emotivas que se recuerda en Concha Espina.
Velázquez dio
mucho al Real Madrid y al fútbol, dejando entrever que un fútbol bello y
sencillo era fácil si en el timón del equipo se encontraba un hombre con una
visión e inteligencia descomunal.
¡MUCHAS GRACIAS VELÁZQUEZ POR
SER LA INTELIGENCIA HECHA FÚTBOL Y HALA MADRID!
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