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19 de agosto de 2013

El Éibar vuelve a su casa.

Hay clubes que pertenecen al imaginario colectivo de los aficionados al fútbol nacional. Clubes que no tienen en su palmarés ningún título importante ni figuras de relumbrón, pero que siempre relacionamos con nuestro fútbol. Aunque esté en Segunda B, todos somos un poco del Cádiz (menos los aficionados del Xerez, claro), al que relacionamos con su excelente afición (aún recuerdo aquella pancarta que se llevaron al Bernabéu en su última aparición por Primera: "Ustedes teneis a Cassano, nosotros una tajá como un piano"). Tengo un amigo, asturiano como yo, que sin poseer ningún tipo de vínculo familiar o afectivo se hizo acérrimo fan del Albacete, en la época del "queso mécanico", y se llegó a comprar la camiseta. El Numancia se gano notoriedad cuando jugó en Copa contra el Barça, merced a los reportajes del entonces jugador del equipo numantino Raúl Ruiz. Pero para mi, si me preguntan que equipo representa mejor al fútbol modesto, respondo sin dudar que la Sociedad Deportiva Éibar.

 
Éibar es un municipio de algo más de 25.000 habitantes, famoso por su trabajo del hierro y la fabricación de armas, de ahí el sobrenombre de "armeros" a los aficionados del Éibar. El club, fundado en 1940, posee el honor de ser el club que ha estado un mayor número de años de forma consecutiva en Segunda División, 18 temporadas. En estos tiempos de tiki-taka somnoliento que hace de cada partido un interminable rondo de centrocampismo, el Éibar ha defendido, desde hace mucho tiempo, otro estilo de juego. El fútbol directo, más británico, que algunos desdeñan y llaman arcaico, cuando lo que realmente hacen es despreciar que al fútbol se juega con inteligencia y, si tu campo mide 163x65 metros, lo lógico es aprovecharlo. A mi el Éibar me suena a fútbol de verdad, duro y viril, a fútbol noble.
 
Porque el campo de fútbol del Éibar también forma parte de la historia del fútbol modesto. El Estadio Municipal de Ipurúa, con 5.250 espectadores de aforo, gradas tan pegadas al campo que hubo una época en la que si metías un gol el balón rebotaba en la valla publicitaria de detrás de la portería. Imborrable esa imagen de los vecinos viendo el partido desde los balcones de los edificios adyacentes al campo. Tremendos partidos a cara de perro en el invierno guipuzcoano, con el campo embarrado, lloviendo y el equipo rival generalmente parapetado en su área ante el empuje de los locales.
 
Porque esa es otra. Si el siempre añorado Juanito inmortalizó aquello de que "90 minuti en el Bernabéu son molto longo", con ese italiano tan de Fuengirola, un partido en Ipurúa tampoco es precisamente una excursión por el bosque. En mi memoria sobresalen dos partidos en ese campo en los que pasé las de Caín como espectador televisivo: el primero, un Éibar - Real Madrid, partido de Copa de la temporada 2003-2004, que acabó 1-1 con goles de Guti y Cuevas, y en el que Casillas realizó un partidazo con paradones de todos los colores para evitar la derrota blanca, y uno de los play-offs de ascenso a 2º de hace dos temporadas de mi otro equipo, el CD Lugo, 0-0 final, en el que sufrí tanto que acabé de seguir el partido por la radio, al borde del infarto ante los constantes pelotazos del Éibar. No, Ipurúa no es un campo fácil.

 
Por el Éibar han pasado jugadores de mucha calidad, contra lo que algunos puedan pensar. Aunque mi favorito siempre ha sido el delantero Arenaza (algún día contaré como un gol suyo en el descuento me privó de ganar 200.000 pesetas en una quiniela), por el equipo armero han pasado desde un jovencísimo Xabi Alonso a David Silva, ambos cedidos para que se fogueasen, y bien que se les notó, Igor Ledhiakov, Tiko, Ísmodes, Lopez Rekarte, los grandes Guisasola, Araquistain y el mítico José Eulogio Gárate. Algo tendrá el agua cuando la bendicen.
 
Este año, la Sociedad Deportiva Éibar vuelve a Segunda División, y con una plantilla en la que destaca el mediapunta Jota Peleteiro, cedido por el Celta, los dos Diego Rivas (el portero cedido por el Elche y el medio), o el delantero Del Olmo. De momento, 3 puntitos en la primera jornada tras vencer a domicilio a otro recién ascendido, el Jaén. El objetivo, el de siempre, mantenerse en Segunda División porque, aunque en la temporada 04-05 estuvo a 3 puntos de subir a Primera, la Segunda es su casa, y ya se le echaba de menos.

Por @Dani_LQDM

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