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16 de mayo de 2013

Leyendas del Madridismo: Alberto Herreros



Durante el pasado fin de semana, la actualidad deportiva madridista estuvo más pendiente del baloncesto que del deporte rey en nuestro país. Nosotros, para no ser menos, dedicamos la “Leyenda del Madridismo” de esta semana a un grande del baloncesto español y merengue, al mejor alero que ha dado el basket español en los últimos treinta años: Alberto Herreros.





Herreros nacía en Madrid el 20 de abril de 1969, sus primeros pasos en el mundo de la canasta los dio en el equipo de los Menesianos de Madrid. Allí, se comenzó a vislumbrar el extraordinario tiro exterior del que hizo más tarde gala a lo largo de su carrera, a pesar de que en aquella época jugaba como pívot. El C.N Canoe y el Fuencarral fueron sus siguientes equipos, en los cuales se forma hasta que el Estudiantes se fija en él y decide incorporarle a sus filas.




En el equipo estudiantil debuta a los 20 años, permaneciendo allí durante ocho temporadas, llegando a ser el símbolo y estrella del equipo. Con los colegiales alcanzó la madurez, dando el siguiente y definitivo paso en su carrera como jugador fichando por el Real Madrid en la temporada 1996/1997.


Con el equipo blanco consiguió sus mayores éxitos deportivos, dos ligas y una Copa Saporta. Tuvo la mala suerte de coincidir con una etapa muy complicada de la sección dentro de la institución merengue, aún así, esto no fue ningún freno para que el madrileño sea una estrella del baloncesto y uno de los jugadores más queridos y añorados por la afición madridista.


Su calidad, profesionalidad y entrega fueron con él a lo largo de toda su carrera deportiva y, aún hoy, es un modelo para esos jóvenes que sueñan con convertirse en figuras del basket.


 Llegó a ser el capitán del Real Madrid no sólo por sus méritos como jugador, uno de los mejores tiradores de la historia del baloncesto español, en sus comienzos, era un anotador técnico, penetrador, rápido, puro, mientras que en su última etapa su especialidad fue el tiro exterior. Pero, además de esto, era cerebral, sabía manejar los tiempos y era un jugador muy óptimo defensivamente. Un jugador y un capitán total, respetado y querido a partes iguales por compañeros y afición.


Con la selección nacional ganó dos medallas de Plata en los Eurobasket de 1999 y 2003, sumando 172 internacionalidades, participando en JJOO y siendo el máximo anotador del combinado español en el Mundobasket de 1998.


Tuvo ofertas de la NBA, los Pacers le invitaron a hacer una prueba pero nunca estuvo en el draft. Herreros siempre ha declarado que nunca le llegó a seducir la idea de jugar en “la mejor liga del mundo”.


Todavía hoy sigue siendo el máximo anotador histórico de la ACB, con un promedio de 16,5 puntos por partido. También tiene marcas históricas en minutos jugados, recuperaciones y en triples, con la mejor marca del baloncesto español con sus 1233 tiros de tres anotados.




Para el recuerdo, el de la mayoría de madridistas que lo vieron y el mío propio, su última canasta como jugador profesional. Últimos segundos del quinto partido de la final de la ACB entre Tau y Real Madrid, un triple que valía un título, el último título de su carrera, el último partido que jugó y él lo metió, llevando el éxtasis a miles de aficionados, a sus compañeros, a su familia y a él mismo. El héroe del partido, el broche de oro para su carrera, el ídolo de los vikingos. (Yo aún recuerdo dónde lo vi, cómo lo viví y cómo lo celebré).


Tras despedirse del baloncesto en activo, Herreros se incorporó al equipo técnico de la sección de baloncesto del Real Madrid, una vida dedicada al club que todos queremos, por ello: 


¡GRACIAS HERREROS POR AQUELLA CANASTA INOLVIDABLE Y POR TODA TU DEDICACIÓN AL REAL MADRID!


by @lareinaDesparta




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