En esta
nueva entrega de “Leyendas del Madridismo”, os traemos a un hombre que
dedicó toda su vida futbolística al Real Madrid, pero que tras colgar las
botas, siguió unido al club, y aún lo sigue hoy en día. Toda una vida dedicada
al mejor club del mundo, él es: Miguel Porlan Nogueda, conocido como “Chendo”.
El 12
de octubre de 1961 nacía en Totana (Murcia) uno de los futbolistas que más ha
dado al Real Madrid a lo largo de su vida, Chendo. Empezó a jugar al fútbol
como la mayoría de los niños, en el equipo del colegio de su pueblo. Su sueño
desde ese momento fue llegar a convertirse en un gran futbolista y puso todos
los medios para conseguirlo, con 14 años, Chendo falsifica su edad para poder
jugar en el Totana Juvenil. Allí fue descubierto por un ojeador del Real
Madrid, convocándole para una prueba con el equipo blanco. De aquella prueba
sólo un chico llamó la atención de Luis Molowny y Juan Gea, y ese no fue otro
que Miguel Porlan “Chendo”.
En sus
años como juvenil dio muestras de su entrega y de su sacrificado juego, tal vez
no tan vistoso como otros pero muy efectivo. Del Juvenil pasa al Castilla en
1980, siendo convocado para entrenar con el primer equipo en numerosas
ocasiones.
Su
debut se produjo por la huelga de futbolistas profesionales de primera
división, el 11 de abril de 1982 frente al Castellón, salió por el lesionado
Michel. La temporada siguiente, de la mano de Alfredo Di Stéfano se consolida
como lateral derecho del primer equipo, manteniéndose en la plantilla blanca
durante 16 temporadas. En su primera temporada fue subcampeón de Liga, Copa,
Copa de la Liga, Supercopa y Recopa.
Sin
embargo, si logró alcanzar la gloria ganando en sus 463 partidos oficiales: 7
Ligas, 2 Copas del Rey, 1 Copa de la Liga, 4 Supercopas, 2 Copas de la UEFA y una Copa de Europa.
Su
partido para el recuerdo, el más brillante de todos ellos, fue en un Real
Madrid-Nápoles de Copa de Europa, en la temporada 1987/88, en el que ‘secó’ a
Maradona.
Chendo, jugaba con una rodillera a pesar de no estar lesionado por una promesa
tras la trágica muerte de su hijo. Tal vez no brilló, no será recordado junto a
los grandes nombres, pero sí que era un jugador notable, que lo daba todo en el
terreno, y que cumplía su papel a la perfección.

¡MUCHAS
GRACIAS POR TODA UNA VIDA VIKINGA, CHENDO!
by
@lareinaDesparta
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