Ya avisamos de las pretensiones de este Dortmund, equipo joven y ambicioso que ve en la Champions su última gesta juntos, ya que la “fuga de talentos” parece más que sentenciada. Incluso ya ha empezado a producirse.
El Real Madrid pecó de ingenuo. Se sintió superior en un ámbito disfrutado más veces a lo largo de la historia. El equipo blanco es un grande de Europa, el más grande por ahora, y pecó de la confianza que merece que un señor se enfrente a un señorito.
El señorito venció, y no es la primera, pues es irónico pensar como toda una afición, equipo y entrenador creyeron en la victoria antes de disputarla sabiendo que el mismo grupo al que se enfrentaban ya les sacó los colores hace unos meses. Los de Klopp salieron invictos de una fase de grupos en la que no cedieron una derrota ante los blancos. Una victoria alemana y un empate es el balance.
Puede ser ilógico que el partido acabara siendo tal descalabro. Jugadores de clase, de talla mundial, consagrados en el mundo del fútbol se enfrentaban a jóvenes talentos, equipo que Klopp ha construido tejiendo hilo por hilo un conjunto ganador. Esto puede dar a pensar. Los ‘phosphorite’ se verán superados por la situación, unas semifinales de Champions. El más experto se llevará el gato al agua. Craso error.
Las casas de apuestas daban a ambos las mismas probabilidades de ganar y ese era el pensamiento más responsable. Dos grupos jóvenes que quieren disfrutar con el balón. Dos calcos, quizá uno la inspiración del otro. Pero al fin y al cabo, dos inexpertos. Puede que el Real Madrid tenga más tablas, puede que el Borussia sea más novato, pero ninguno de los dos equipos sabe lo que es una final de Champions como conjunto y aquí se igualan las tornas.
Ninguno ha sabido encontrar el antídoto para disputar una final continental. Ni Mou a cargo de los blancos ni Klopp con los alemanes, por ahora. Uno de ellos lo hará este año, y el alemán tiene todas las papeletas.
Nadie descarta el espíritu del Bernabéu sin pensar que quizá el primer gol de la ida lo marcó el Signal Iduna Park. El público apoya y como siempre se ha dicho, gana partidos. El Santiago Bernabéu puede echar la mirada atrás y recordar grandes remontadas, pero seguro que en ningún partido de ida se vio tal contundencia en unos, tanta impotencia en otros.
Espíritu de Juanito, la leyenda del 7. El Bernabéu debe apoyar una gesta ya de por si complicada. Complicadísima. El Borussia no enseña debilidades, no hay por donde cogerlos. Difícil, muy difícil.
Chorreos a parte, la eliminatoria no ha acabado y el Bernabéu debe apoyar al equipo así como sus jugadores saldrán al campo a por la heroica.Agarrarse al clavo ardiendo es lo que queda y esperar a que un milagro tatúe el año 2013 en la historia madridista. Fue un revés para el equipo, para el madridismo, pero aún no estamos muertos y el campo debe apoyar, dejarse la garganta.
No es tiempo para abucheos pues el partido anda tan solo en el descanso. Dejemos correr los 180 minutos y tras la conclusión hagamos gala de unos pitos merecidos o de la ovación más contundente. Fue un tropiezo, y qué tropiezo, pero aún no hemos tocado tierra.
Por @milcientoques
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