Esta semana el
protagonismo de las ‘Leyendas del Madridismo’ es para un jugador de los ’90, un
delantero que vino al Real Madrid tras el punto y final de la ‘Quinta del
Buitre’, cuando el club blanco resurgió de sus cenizas para comenzar un nuevo
reinado en Europa: Davor Suker.
Davor Suker
nacía en Osijek, el 1 de enero de 1968, en la República Federal Socialista de
Yugoslavia, la actual Croacia. Su familia estaba muy ligada al deporte, sin
embargo, ninguno había practicado fútbol antes. Davor tenía algo especial, un
algo que se vislumbró desde muy temprano, cuando jugaba en el colegio, el
equipo de su ciudad natal se fijó en él y le fichó. De esta manera, llegó a
debutar en Primera División con 19 años, llegando a las categorías inferiores
de la selección de su país y proclamándose Campeón del Mundo Sub-20. Sólo un
año más tarde, Suker fue el máximo goleador de su equipo, hecho que, sumado a
su trayectoria con la selección, le llevó a fichar por el Dinamo de Zagreb. Su
trayectoria en Yugoslavia tocó a su fin por el comienzo de la Guerra del país,
guerra en la que se dividió el país en varios Estados nuevos. Esta guerra trajo
consigo una crisis económica que produjo que Suker, entre otros, tuviese que
abandonar el país. Comenzaba así, el periplo de Davor por España.

Davor Suker no
sólo tiene en sus vitrinas una Liga y una Copa de Europa, también cuenta con
una Supercopa de España y una Copa Intercontinental. Pero, además, en lo
personal se erigió como el Bota de Oro del Mundial de 1998. A esto le sumamos
el hito de ser el máximo goleador de la historia de su selección.
El croata
deslumbró por su rapidez y su excelente técnica, considerado un artista del
fútbol por ambas cualidades. Su zurda era temida por los porteros rivales y es
que lo mismo le ponía un balón preciso a uno de sus compañeros, que mandaba el
balón hasta el fondo de las mallas.
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